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El testimonio del baranoero que vivió los estragos del huracán María en Puerto Rico

Julián Navas González es un joven baranoero de 28 años que se había radicado en Puerto Rico debido a sus estudios de maestría desde enero de este año. Esta semana fue repatriado a su tierra después de la devastación de la isla por el paso del huracán María y contó sus testimonio a Baranoa Hoy.

Redacción Baranoa Hoy

HURACÁN MARÍA »

A la izquierda, una fotografía de Mayagüez, el municipio donde estaba radicado Julián y cómo quedó devastado después del paso del huracán María, a la derecha, Julián.

FOTO MAYAGÜEZ: UNIVISIÓN / FOTO JULIÁN: FACEBOOK JULIÁN NAVAS

El miércoles de la semana pasada el tercer huracán más poderoso del 2017, María, tocó tierras puertorriqueñas en la mañana mientras muchos seguían durmiendo. Con vientos sostenidos de 250 kilómetros por hora y catalogado como huracán de categoría 4 en una escala de 5, el ciclón entraba por la costa suroeste.

Al otro lado de la isla en la costa occidental, Julián Navas González, un baranoero de 28 años estudiante de maestría en Ingeniería Química y radicado en Puerto Rico desde enero, se preparaba para lo peor: la llegada del ciclón al municipio donde residía, Mayagüez, que, a la fecha de hoy, aún sigue incomunicado.

Julián cuenta que, lo primero que hizo al conocer la alerta de huracán fue avisarle a su familia y “dejar advertido que puede fallar la energía y las comunicaciones para que estén enterados y sepan el motivo de por qué uno podría dejar de comunicarse”, así manifestó en una entrevista exclusiva a este medio.

Luego de avisarle a su familia de las condiciones climáticas extremas que esperaba el municipio donde residía, Julián se dirigió a la casa de un amigo donde pasó el tiempo que duró el ciclón. “Yo pasé el huracán y los días posteriores hasta que nos regresamos en casa de unos amigos, allí era un lugar seguro”, añade.

Con respecto a su familia, Julián manifiesta que, cuando logró comunicarse con ellos antes de la tormenta, “la noticia del huracán naturalmente los angustió. Igualmente mis amigos, sobre todo cuando se cayeron las comunicaciones y pasaron varios días sin poder contactarnos”.

Afirma, además, que nunca sintió pánico. Según el mismo Navas, “en esos momentos lo mejor es mantener la calma y esperar”. Nunca bajó la guardia, puesto que era necesario para “reaccionar en caso de alguna inundación o algún evento que ocurra, por ejemplo, si se rompe una ventana, actuar rápidamente para sellarla”.

María pasa por Mayagüez

Las horas durante la tormenta, Julián estuvo refugiado en la casa de un amigo con otros más: “el estar acompañado ayuda mucho a sentirse más seguro porque se siente respaldado”, recalca. Prepararon, adicionalmente, agua y comida que repartieron racionalmente durante el paso del devastador ciclón.

En su testimonio, el joven de 28 años recoge que, durante el ciclón, “uno sabe que está bien pero los seres queridos no lo saben y se imaginan cosas, agravado por las imágenes de los sitios destrozados que salen en la televisión”, manifiesta que esa era su preocupación.

“El huracán fue prácticamente todo el día e incluso hasta la noche se sentían fuertes vientos y lluvia”, continúa Navas, “cuando todo terminó, salimos a ver cómo estaba la ciudad y fue impactante encontrar cables, anuncios, árboles tirados en el piso, ramas y láminas de los techos en todas partes. Árboles inmensos que nunca pensé que se caerían, tirados en el suelo sobre las carreteras”.

Después del ciclón y búsqueda de ayuda

Pasada la tormenta, lo primero que hicieron Julián y sus amigos fue tratar de hacer contacto con sus familias, pero manifiesta que no se pudo. Fue entonces cuando buscaron a la Policía, Bomberos y Defensa Civil para ver si tenían comunicaciones, pero nadie tenía acceso. La ayuda la encontraron, finalmente, con el alcalde de Mayagüez, quien les ayudó a conseguir una llamada en un teléfono satelital. A través de esa llamada, un amigo de Navas contactó a su familia y por allí se logró enlazar con el ex gobernador Segebre.

Asimismo, cuenta que a través de ellos y con ayuda de la Alcaldía, se fueron intercambiando correos, se crearon las listas y se contactó a las familias, las cuales también se hicieron presentes ayudando con la gestión.

Cuando todo hubo terminado, Julián y sus amigos, a quienes les agradece mucho por el apoyo y compañía, salieron a ver el panorama de daños de Mayagüez que, a comparación de otras localidades de Puerto Rico, no fueron tan graves según lo que escuchaban en la radio.

Una vez siguieron caminando por el pueblo de Mayagüez, Julián y sus amigos pudieron escuchar las consecuencias del paso del ciclón por la radio: familias afectadas, árboles caídos, sectores inundados.“En esos caso uno siente empatía por esas personas y ganas de ayudarles en lo que se pueda”, afirma.

Repatriación

Julián hace parte del grupo de 186 colombianos que fueron repatriados el miércoles pasado en un Boeing 727 de la Fuerza Aérea Colombiana que aterrizó en el Comando Aéreo de Combate No. 3, Cacom 3, en Malambo. Fue recibido en Baranoa por su familia: “me recibió mi familia, ¿qué más hay que pedir? Regresar a la casa recarga baterías y da fuerza para seguir avanzando cuando uno está lejos”, manifestó. Piensa volver a Puerto Rico tan pronto como la universidad donde cursa su posgrado retome las clases. “No podemos dejar de estudiar”, concluye.

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