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“El bus tuvo tres fallas mecánicas antes de caer al barranco en Tubará”

Sobrevivientes relatan los momentos previos al accidente que dejó a tres personas muertas y 38 heridas. Policía investiga estado del vehículo en el que se transportaba la familia. 
La carrera 33 con calle 21, en donde vivían Brayan y los padres de Andrea. En el centro está la peluquería. Luis Felipe De la Hoz / El Heraldo

El mediodía del domingo,  en la carrera 33 con calle 21 del barrio Rebolo, estaba soleado. La vía se hallaba poblada por 50 personas, quienes esperaban para montarse al bus que los llevaría a la finca ‘La Esperanza’, donde celebrarían el bautizo de una niña. 

El lunes, las calles encharcadas y las casas cerradas en esta misma vía del barrio Rebolo contrastaban con el día anterior. La noticia ya había sido asimilada por los habitantes del sector y las calles parecían compartir el sentimiento de sus residentes. 

Tres habían muerto y otros 38 estaban heridos luego de que el transporte que embarcaron perdió los frenos en una curva y cayó por un barranco de 150 metros de altura. 

“Antes de arrancar el bus no prendía, el conductor dijo que tenía problemas en el radiador y le hacía falta agua”, relató Oneida Cuentas; su hijo Brayan fue uno de los muertos en el accidente. 

Luego de llenarlo de agua, el vehículo prendió y el paseo comenzaba. 

El camino 

Brayan Cuentas Herrera, conocido con el alias de ‘Vitola’ por la Policía (ver recuadro), y ‘Vitolo’ para sus familiares, se sentó en la banca de atrás del conductor. 

Al lado de él tomó asiento Andrea Paola Cuentas Martínez, su prima de 23 años, quien también falleció. Ella era la madrina, mientras que su pareja, Rubén Valderrama, con quien llevaba cuatro años de relación, era el padrino. 

“No todo es trabajo, primo. Vamos, comemos lechona y nos distraemos”, recuerda Oneida la invitación que le hizo Andrea a su primo. 

En la banca de al lado iba sentada Miriam De la Hoz,  pareja de Brayan, embarazada de siete meses. 

Miriam había perdido dos hijos anteriormente, y este tercer intento entre ambos resultó exitoso. 

“Cada vez que salía besaba la barriga de la mujer. Le hablaba a la bebé como si fuera una persona”, comentó Lizeth, hermana de ‘Vitolo’. 

Darío Enrique Polo Valle, tío de ambos, iba en el asiento al lado de Miriam con su nieto de 5 años. Desde la Clínica Altos de San Vicente, en donde se recupera de heridas en el rostro, describió el bus como “viejo, se veía desajustado en su carrocería”. 

Detrás de él se sentaban la niña bautizada junto a sus padres, Jeison Silvera y Greysi Cuentas. 

El resto del bus estaba compuesto por 10 menores, familiares y amigos de la pareja. Oliver Henríquez López, el tercero de los fallecidos, de 18 años, se sentó en la parte de atrás del bus junto a los otros jóvenes. 

El bus iba rumbo a Piojó, en donde irían a la finca ‘La Esperanza’, propiedad de Rubén, a festejar la ocasión. 

A la 1:30 de la tarde en la vía que de Tubará conduce a Bajo La Habana, a la altura del sitio conocido como la Vuelta de Macario, el bus presentó la segunda falla mecánica. 
“Íbamos en una subida y los cambios no entraban bien”, manifestó Darío. Todos los tripulantes del vehículo se bajaron, “para tomar aire, el carro y nosotros”, agregó. 

Luego de 10 minutos, se montaron de nuevo al bus, esperando que en la media hora de trayecto que faltaba, no hubiera percances. 

Sin embargo, al bajar el otro lado de la pendiente que acababan de subir, el tercer y último problema mecánico del bus causó el accidente. 

Curva sin frenos

Darío observaba al conductor del bus cuando tomaban la curva. Recuerda el olor a quemado que golpeaba su nariz y al chofer que pisaba con decisión el freno, que se negaba a responder.

Después, el conductor intentó parar el bus con el embrague, desacelerando con los cambios. No obstante el tiempo y la vía se habían acabado. 
El pánico comenzó a correr dentro del bus al ver que la curva cada vez estaba más cerca y la velocidad del vehículo continuaba aumentando. El metal del bus chocó de frente contra la hojalata del riel de seguridad. 

“Sentí como si estuviera suspendido en el aire”, relata Darío, quien se acurrucó junto a su nieto en su asiento. Por la naturaleza del vehículo, nadie llevaba cinturón de seguridad. 
El bus dio varias vueltas entre los árboles que poblaban el abismo. Todas las ventanas se quebraron, causándole múltiples cortadas a quienes por los bruscos movimientos salían disparados de sus sillas hacia diferentes partes del vehículo. 

Cuando el bus paró de caer, Darío alzó la cabeza y vio una masa de extremidades, una encima de la otra en la parte frontal del autobús. 

Junto a su nieto Steve, y personas que se acercaron al lugar, ayudó a evacuar a las personas que revestían mayor gravedad, sin importarle que tenía una herida en el pómulo izquierda y una cortada abierta en la cabeza, de la cual brotaba sangre que le dificultaba la vista. 

La niña que fue bautizada fue la primera en ser llevada a la carretera. “Estábamos tan abajo que ni siquiera escuchábamos las sirenas de las ambulancias”, recordó Darío. 
Vio a Andrea y a Greysi una encima de la otra, afuera del vehículo. La primera estaba inconsciente mientras la segunda movía la pierna, pero no respondía verbalmente. 

Miriam, la mujer embarazada, también se hallaba entre la pila de personas. El bebé de siete meses sobrevivió al choque, sin embargo su marido perdió la vida en el lugar donde el bus cayó. La mujer aún permanece internada debido a un corte que sufrió en su rostro. 

Oliver Henríquez, de 18 años, también falleció a las afueras del bus debido a múltiples traumas en el cuerpo y cabeza. 

Familiares se quejaron de que personas que llegaron al lugar del choque se robaron las pertenencias de varios de los heridos.

De los 38 heridos que fueron remitidos a las clínicas Altos de San Vicente, Porto Azul, Vidacoop y Campbell, nueve de ellos han sido dados de alta. Tres aún permanecen en cuidados intensivos, entre ellos la bautizada y el conductor del bus. 

La muerte de Andrea, la madrina del bautizo

Andrea Paola Cuentas Martínez, de 23 años, había organizado el bautizo junto a su prima Greisy Cuentas, la madre de la niña. Había sido designada la madrina desde que se enteró de la noticia. 

Su pareja, Ruben Valderrama, sería el padrino. Con este vivía desde hace cuatro años; se encontraban planeando la boda. 

Andrea cursaba cuarto semestre de Comunicación Social en la Universidad Autónoma del Caribe. Hace tres meses había comenzado su propia peluquería, a la cual aún no le había puesto nombre. Estaba localizada en la carrera 33 con calle 21, al lado de la casa de sus padres. 

Su padre era Manuel Cuentas Madrid, sargento pensionado de la Policía y  quien hoy en día hace un programa radial. La menor de tres hermanas quería ejercer su profesión como presentadora de un noticiero. 

“Practicaba en el patio con las noticias de farándula”, comentó Mari Polo, una de sus amigas más cercanas. 

En el bus iba junto a su perra, Princesa, la cual acababa de parir dos cachorros. Princesa resultó ilesa durante el accidente, y paramédicos se la llevaron, de acuerdo con los familiares, a Tubará. Rubén, la pareja de Andrea, aún no ha encontrado rastro del animal que han tenido durante dos años y la busca desesperadamente.

‘La orden de captura de ‘vitolo’
“Estábamos esperando el bautizo para que se entregara ante las autoridades”, contó Yesid Herrera, hermano del joven de 26 años que falleció en el accidente. ‘Vitola’, como era identificado por las autoridades, era vinculado al homicidio de una niña de 12 años que sucedió en mayo pasado. Este nexo se dio debido a que Jainer Arzuza Suárez, alias ‘Cola y Pola’, asegurado en la cárcel por este delito, identificó a Brayan como el asesino. 

Según el hermano, el atentado que terminó con la menor fallecida sucedió porque ‘Vitolo’, como lo conocen sus familiares, cruzó una linea invisible en una guerra de pandillas entre Rebolo y San Roque. “Lo atacaron porque un amigo de mi hermano había peleado con él, quería venganza y por eso disparó”, manifestó. De acuerdo con los familiares de Brayan, este se dedicaba a reciclar plásticos desde hace dos años. El trabajo lo consiguió gracias a que el padre de Miriam, su pareja, era jefe de cuadrilla en una fábrica de reciclaje de plástico.

Los papeles del bus
El comandante de la Policía de Tránsito del Atlántico, teniente Jefferson Molina, confirmó que la primera hipótesis del accidente es una falla mecánica y el siniestro está siendo investigado por un equipo interdisciplinario que incluye a peritos llegados desde Bogotá.
 El oficial explicó que los documentos del vehículo (tarjeta de propiedad, SOAT y revisión técnico-mecánica) no aparecen y los están buscando en el lugar del siniestro. 

“El conductor es uno de los heridos y estamos esperando que se recupere lo suficiente como para tomarle una entrevista, que nos relate cómo ocurrió el accidente, nos explique en qué estado mecánico iba el bus y aporte copia de la documentación extraviada”, señaló el teniente Molina.

*Este reportafe fue escrito por Leornardo Carvajalino y publicado en El Heraldo.
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